jueves, 8 de marzo de 2012


Archimonde dejó un trío de Señores de la Muerte en los jardines arruinados del palacio de Lordaeron para asegurarse de que seguía teniendo a la nación bajo control y para controlar a los servidores del astuto Ner’zhul. Cuando asesinaron al Señor de la Muerte, no estaba originalmente bajo sus órdenes. Esto cambió meses después, cuando Arthas volvió para reclamar su trono. Él amenazó los Señores de la Muerte, que huyeron inmediatamente, y después llamó a Sylvanas y Kel’Thuzad a su lado.
Juntos asesinaron a los refugiados humanos restantes, y fueron conducidos por los paladines Dagren el Mataorcos, Halahk el Lifebringer y el Magroth el defensor. Sin embargo, durante la batalla, Arthas tenía un dolor agudo, y sentía al rey Lich hablándole en voz alta. A pesar de sus disminuidos poderes, Arthas luchó hasta que mataron a todos los seres humanos restantes. Poco hizo Arthas sabiendo que los poderes del rey Lich habían disminuido hata tal punto que Sylvanas no estaba bajo su control. En secreto, ella asistió a una reunión con los tres Señores de la muerte, que que les dijo que los poderes del rey de Lich disminuían, y así su venganza seria llevada a cabo.
Arthas fue emboscado en la capital, y fue forzado a legitimar el poder de los Señores de la Muerte y a luchar con sus tropas, en la que se incluyero la abominación Bloodfeast. Antes de que él llegara a los límites de ciudad, un grupo de banshees salió en su encuentro, que le dijeron que Sylvanas las había enviado para llevarlo lejos. Sin embargo, cuando se acerco a un claro en el bosque, Arthas fue atacado por Sylvanas, que le tiró una flecha paralizadora. Pero lo gritos mentales del rey Lich perforaban la mente de Arthas – le dijeron que volviera a Northrend, porque había fuerzas que trabajaban para destruir el trono helado. Inmediatamente, Arthas preparó su viaje a Northrend, dejando a Kel’Thuzad detrás en Lordaeron.
Tres semanas después, Arthas llego a la costa de Northrend, pero se encontró con el ataque de los elfos de sangre conducidos por Kael’thas, hambriento de venganza por la destrucción de su reino. Arthas fue salvado por Anub’Arak, el rey anterior de Azjol-Nerub. Kael advirtió que aunque la fuerza de exploración preliminar pudo haber caído, no derrotarían a su ejército principal tan fácilmente. Arthas se preocupó porque podría tener razón, y que nunca alcanzarían la Corona de Hielo antes que Illidan, solamente Anub’arak pensó diferente. Él sugirió que se internaran en el reino de Azjol-Nerub. Viendo que no tenían otra opción, Arthas acepto.

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